Jay Z era un triste niño viviendo en un hogar de acogida cuando su propio hermano mayor, politoxicómano enganchado al crack, le atizaba cada día para robarle todo lo que tenía y venderlo para adquirir más droga.
Pero a los 12 años, Jay Z ya manejaba armas con la suficiente soltura para pegarle un tiro a su hermano cuando le birló un anillo. ¡Debía ser muy valioso!
Así lo ha confesado por vez primera el magnate del rap en una entrevista con el The Guardian. “Creí que mi vida había llegado a su fin -ha comentado-. Pensé que me meterían en prisión con cadena perpetua. Fue un momento horrible. Yo sólo era un niño, estaba aterrorizado”.
La verdad es que cuesta imaginarse a un niño de 12 años con una pistola y disparando a su propio y enloquecido hermano. Sin embargo, el caso no fue a mayores porque su hermano no murió y no le denunció, más bien al contrario, le pidió perdón por haberle atacado.
El marido de Beyoncé admite además que la letra de una de sus canciones, You must love me, está inspirada en esta experiencia. El tema dice:
“Vi al diablo en tus ojos
creció más alto que las malas hierbas
confundido, cerré mis jóvenes ojos y me estremecí”
creció más alto que las malas hierbas
confundido, cerré mis jóvenes ojos y me estremecí”
Sin embargo, esta experiencia terrorífica no le ha hecho alejarse de las armas. No en vano, el millonario artista y empresario fue condenado a tres años de libertad condicional tras declararse culpable de asalto en tercer grado al darle un navajazo a un productor. Y no es éste su único problema con la ley, también fue detenido cuando encontraron a su guardaespaldas con una pistola cargada en la discoteca que poseen en Nueva York.
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